EJERCICIOS PARA FORTALECER LA MUSCULATURA DE LA ESPALDA (CERVICAL, DORSAL Y LUMBAR)
DEPRESIÓN Y ANSIEDAD
DEPRESIÓN Y ANSIEDAD
Disfrutar de calidad de vida y aumentar el
bienestar suele ser un objetivo fundamental para todos nosotros. Estos
además, son aspectos que dependen mucho de la percepción que tenga cada
uno sobre su propia experiencia vital y las circunstancias que lo
rodean. Por lo tanto, hay tantos estados de bienestar como personas.
En la sociedad actual, hemos etiquetado el
sufrimiento o el sentirse mal como algo anómalo, e incompatible con la
felicidad. Esa lógica nos lleva muchas veces a la realización de
acciones centradas únicamente en el alivio del dolor que; para nuestra
desgracia, la mayor parte de las veces se convierten en el origen de un
sufrimiento postrero.
¿QUÉ SON LA DEPRESIÓN Y LA ANSIEDAD?
La depresión, es un trastorno anímico y mental que
puede afectar a todas las áreas del individuo (sus pensamientos, sus
sentimientos, su conducta, su funcionamiento corporal) y con importantes
consecuencias personales y sociales. No se trata de una tristeza
pasajera o de un estado de ánimo bajo comprensible tras un
acontecimiento vital negativo. Se trata de un estado duradero y que
afecta de modo integral en el bienestar y en el funcionamiento de la
persona y de su entorno de relaciones.
El origen de la depresión es complejo, ya que en
su aparición influyen factores genéticos, biológicos y psicosociales
-cultura / entorno-. También hay otros orígenes, como la pérdida o el
consumo de determinadas sustancias.
La ansiedad es la anticipación de un peligro o
daño futuro, permite a la persona llevar a cabo las acciones necesarias
para enfrentarse a la amenaza. Se considera una reacción normal ante
determinadas situaciones estresantes de la vida. En una intensidad
moderada es adaptativa y contribuye a la supervivencia del individuo. De
manera que en un nivel controlado es incluso deseable para el adecuado
funcionamiento de la persona. Sólo cuando supera cierta intensidad
interfiere en las actividades normales y provoca un intenso malestar.
¿CUALÉS SON LOS SINTOMAS?
No todas las personas con trastornos depresivos y
trastornos de ansiedad padecen los mismos síntomas. La gravedad,
frecuencia, y duración de los síntomas pueden variar según la persona y
su enfermedad en particular.
Síntomas de la depresión:
Síntomas de la ansiedad:
¿CUALÉS SON LOS TRATAMIENTOS?
La depresión y la ansiedad, aun en los casos más
graves, son trastornos altamente tratables. Al igual que con muchas
enfermedades, cuanto antes pueda comenzar el tratamiento, más efectivo
es y las probabilidades de prevenir una repetición son mayores.
El primer paso para obtener el tratamiento
adecuado es visitar a un médico. Ciertos medicamentos y condiciones
médicas, tales como virus o trastornos de tiroides, pueden provocar los
mismos síntomas que la depresión o ansiedad. Un médico puede descartar
estas posibilidades por medio de un examen físico, una entrevista, y
pruebas de laboratorio. Si el médico puede descartar a una condición
médica como la causa, él o ella debe llevar a cabo una evaluación
psicológica o referir al paciente a un profesional de la salud mental.
Una vez diagnosticada, una persona con
depresión y/o ansiedad puede ser tratada con varios métodos. Los
tratamientos más comunes son la medicación y la psicoterapia.
SI CREES QUE PUEDES SUFRIR UNA DE ESTAS ENFERMEDADES, DEJATE AYUDAR, PONTE EN CONTACTO CON TU MÉDICO.
EPILEPSIA
Causas
¿Los niños que padecen epilepsia son diferentes?
La epilepsia es un trastorno cerebral en el cual una persona tiene convulsiones repetidas
durante un tiempo.
Las crisis convulsivas son episodios de actividad descontrolada y anormal de las neuronas que puede causar cambios en la atención o el comportamiento.
Presenciar un ataque epiléptico es algo que puede asustar bastante. La persona puede perder la conciencia o parecer que no se entera de lo que le sucede, hacer movimientos involuntarios (que la persona no puede controlar, como revolcarse o agitar con nerviosismo una o más partes del cuerpo) y/o experimentar sensaciones o sentimientos fuera de lo corriente (como miedos inexplicables). Tras el ataque, puede sentirse cansado, débil o confuso.
Las personas tienen crisis convulsivas cuando sus señales eléctricas cerebrales se desorganizan. La actividad eléctrica cerebral normal se altera ante estas descargas eléctricas excesivas, que generan un problema de comunicación de carácter temporal entre las células nerviosas.
De todos modos, el hecho que una persona presente una crisis convulsiva no significa necesariamente que padezca epilepsia. Este tipo de ataques se pueden desencadenar en cualquier persona sometida a determinadas circunstancias, como un episodio grave de deshidratación o el hecho de exponerse a temperaturas excesivas. Pero, cuando una persona experimenta repetidas crisis convulsivas sin motivo aparente, se dice que padece epilepsia.
Hay muchas personas que desarrollan epilepsia durante la infancia o adolescencia y otras que la desarrollan con posterioridad. En algunas personas que padecen epilepsia (sobre todo en la población infantil), las crisis convulsivas se van haciendo menos frecuentes de forma progresiva y pueden llegar a desaparecer por completo.
Las crisis convulsivas son episodios de actividad descontrolada y anormal de las neuronas que puede causar cambios en la atención o el comportamiento.
Presenciar un ataque epiléptico es algo que puede asustar bastante. La persona puede perder la conciencia o parecer que no se entera de lo que le sucede, hacer movimientos involuntarios (que la persona no puede controlar, como revolcarse o agitar con nerviosismo una o más partes del cuerpo) y/o experimentar sensaciones o sentimientos fuera de lo corriente (como miedos inexplicables). Tras el ataque, puede sentirse cansado, débil o confuso.
Las personas tienen crisis convulsivas cuando sus señales eléctricas cerebrales se desorganizan. La actividad eléctrica cerebral normal se altera ante estas descargas eléctricas excesivas, que generan un problema de comunicación de carácter temporal entre las células nerviosas.
De todos modos, el hecho que una persona presente una crisis convulsiva no significa necesariamente que padezca epilepsia. Este tipo de ataques se pueden desencadenar en cualquier persona sometida a determinadas circunstancias, como un episodio grave de deshidratación o el hecho de exponerse a temperaturas excesivas. Pero, cuando una persona experimenta repetidas crisis convulsivas sin motivo aparente, se dice que padece epilepsia.
Hay muchas personas que desarrollan epilepsia durante la infancia o adolescencia y otras que la desarrollan con posterioridad. En algunas personas que padecen epilepsia (sobre todo en la población infantil), las crisis convulsivas se van haciendo menos frecuentes de forma progresiva y pueden llegar a desaparecer por completo.
Causas
La
epilepsia ocurre cuando los cambios en el tejido cerebral hacen que el
cerebro están demasiado excitables o irritables. Como resultado de esto,
el cerebro envía señales anormales, lo cual ocasiona convulsiones
repetitivas e impredecibles. (Una sola convulsión que no sucede de nuevo
no es epilepsia).
La epilepsia puede deberse a un trastorno de salud o a una lesión que
afecte el cerebro. O, la causa puede ser desconocida (idiopática).
Las causas comunes de epilepsia incluyen:
- Accidente cerebrovascular o accidente isquémico transitorio (AIT)
- Demencia, como el mal de Alzheimer
- Lesión cerebral traumática
- Infecciones, como absceso cerebral, meningitis, encefalitis y VIH/SIDA
- Problemas cerebrales presentes al nacer (anomalía cerebral congénita)
- Lesión cerebral que ocurre durante o cerca del momento del nacimiento
- Trastornos metabólicos presentes al nacer (como fenilcetonuria)
- Tumor cerebral
- Vasos sanguíneos anormales en el cerebro
- Otra enfermedad que dañe o destruya el tejido cerebral
- Trastornos epilépticos congénitos (epilepsia hereditaria)
Las
crisis epilépticas por lo general empiezan entre los 5 y 20 años.
También hay una mayor probabilidad de convulsiones en adultos mayores de
60. Pero las convulsiones epilépticas pueden suceder a cualquier edad.
La epilepsia es una afección que no se puede contagiar (de modo que no te la puede
“pegar” nadie). No se trasmite de padres a hijos (o se hereda) del mismo
modo que el color de los ojos o el del pelo. Pero una persona que tenga un pariente
cercano con epilepsia presenta un riesgo ligeramente superior a desarrollarla que
una persona sin antecedentes.
Signos y síntomas
Los síntomas varían de una persona a otra. Algunas personas pueden
tener simples episodios de ausencias. Otras tienen pérdida del
conocimiento y temblores violentos. El tipo de convulsión depende de la
parte del cerebro afectada.
La mayoría de las veces, la convulsión
es similar a la anterior. Algunas personas con epilepsia tienen una
sensación extraña antes de cada convulsión. Estas sensaciones pueden ser
hormigueo, sentir un olor que realmente no existe o cambios
emocionales. Esto se denomina aura.
La epilepsia se define por dos o más convulsiones no provocadas.
Estas convulsiones son episodios breves de movimientos involuntarios que
pueden afectar a una parte del cuerpo (convulsiones parciales) o a su
totalidad (convulsiones generalizadas) y a veces se acompañan de pérdida
de la consciencia y del control de los esfínteres.
Las personas con convulsiones tienden a padecer más problemas físicos
(tales como fracturas y hematomas derivados de traumatismos
relacionados con las convulsiones) y mayores tasas de trastornos
psicosociales, entre ellos ansiedad y depresión. Del mismo modo, el
riesgo de muerte prematura en las personas epilépticas en hasta tres
veces mayor que en la población general, y las tasas más altas se
registran en los países de ingresos bajos y medianos y en las zonas
rurales más que en las urbanas.
En esos países, una gran parte de las causas de defunción relacionadas con la epilepsia se pueden prevenir, por ejemplo, caídas, ahogamientos, quemaduras y convulsiones prolongadas.
En esos países, una gran parte de las causas de defunción relacionadas con la epilepsia se pueden prevenir, por ejemplo, caídas, ahogamientos, quemaduras y convulsiones prolongadas.
Tratamiento
El tratamiento para la epilepsia incluye tomar medicamentos, cambios en el estilo de vida y en ocasiones cirugía.
Si la epilepsia se debe a un tumor, vasos sanguíneos anormales o sangrado en el cerebro, la cirugía para tratar estos trastornos puede detener dichas crisis.
Los medicamentos para prevenir las convulsiones, llamadas anticonvulsivos, pueden reducir la cantidad de crisis futuras.
La epilepsia que no mejora después de haber probado 2 o 3 medicamentos anticonvulsivos se denomina "epilepsia resistente al tratamiento". En este caso, el médico puede recomendar una cirugía para:
Los cambios en los tratamientos médicos o en el estilo de vida pueden aumentar el riesgo de una convulsión en adultos y niños con epilepsia. Hable con su médico respecto a:
Si la epilepsia se debe a un tumor, vasos sanguíneos anormales o sangrado en el cerebro, la cirugía para tratar estos trastornos puede detener dichas crisis.
Los medicamentos para prevenir las convulsiones, llamadas anticonvulsivos, pueden reducir la cantidad de crisis futuras.
- Estos fármacos se toman por vía oral. La clase de medicamento que se recete dependerá del tipo de convulsión que usted tenga.
- Es posible que sea necesario cambiar la dosis de vez en cuando. Usted puede necesitar exámenes de sangre regularmente para ver si hay efectos secundarios.
- Siempre tome el medicamentos a tiempo y como se la recetaron. Pasar por alto una dosis puede hacer que se presente una convulsión. NO deje de tomar ni cambie sus medicamentos por su cuenta. Hable primero con el médico.
- Muchos medicamentos para la epilepsia causan anomalías congénitas. Las mujeres que deseen quedar embarazadas deben comentarle al médico con anticipación con el fin de hacer ajustes en los medicamentos.
La epilepsia que no mejora después de haber probado 2 o 3 medicamentos anticonvulsivos se denomina "epilepsia resistente al tratamiento". En este caso, el médico puede recomendar una cirugía para:
- Extirpar las células cerebrales anormales que causan las convulsiones.
- Colocar un estimulador del nervio vago (ENV). Este dispositivo es similar a un marcapasos cardíaco. Puede ayudar a reducir la cantidad de convulsiones.
Los cambios en los tratamientos médicos o en el estilo de vida pueden aumentar el riesgo de una convulsión en adultos y niños con epilepsia. Hable con su médico respecto a:
- Los nuevos fármacos, vitaminas o suplementos recetados
- El estrés emocional
- Enfermedad, sobre todo infección
- Falta de sueño
- Embarazo
- Saltarse dosis de medicamentos para la epilepsia
- Consumo de alcohol u otras drogas psicoactivas
- Las personas con epilepsia deben llevar joyas con alerta médica de manera que se pueda conseguir tratamiento médico oportuno si se presenta una convulsión.
- Las personas con epilepsia controlada de manera deficiente no deben manejar. Consulte la ley en su estado respecto a cuáles personas con antecedentes de convulsiones se les permite manejar.
- NO utilice máquinas ni haga actividades que puedan ocasionarle pérdida de la conciencia, como subir a lugares altos, montar en bicicleta y nadar solo.
Comprender las crisis convulsivas/convulsiones
Las crisis convulsivas pueden asustar bastante a quien las presencia, pero no son
dolorosas. Afectan a distintas personas de formas diferentes. Las crisis convulsivas
que sufren los epilépticos se pueden clasifican en una de las siguientes categorías
principales: crisis convulsivas parciales y crisis convulsivas generalizadas.
Las crisis convulsivas parciales empiezan en una parte del cerebro.
Posteriormente la anomalía eléctrica se puede desplazar a otras parte del cerebro
o concentrarse solo en ese área hasta que concluya la crisis.
Una persona que sufre una crisis convulsiva parcial es posible que pierda la conciencia.
Puede presentar convulsiones en uno o varios dedos, una mano o un brazo, una pierna
o un pie, así como en determinados músculos faciales. Su habla puede resultar difícil
de entender, poco clara o extraña durante la crisis. La vista de la persona también
puede verse temporalmente afectada. Y es posible que el afectado experimente hormigueo
en un lado del cuerpo. Todo dependerá de la parte del cerebro donde tenga lugar la
actividad eléctrica anómala.
Las crisis convulsivas generalizadas implican una actividad eléctrica
anómala que afecta a todo el cerebro conjuntamente. La persona puede parecer que está
soñando despierta, clavar la mirada en la distancia o perder completamente la conciencia.
Se le pueden tensar o agarrotar los músculos y puede empezar a hacer movimientos convulsivos
repentinos, como extender los brazos hacia fuera. Es posible que empiece a cojear
súbitamente, tropiece y se caiga o se desplome sobre el suelo.
La mayoría de las crisis convulsivas solo duran unos pocos segundos o minutos.
Tras sufrir una crisis convulsiva, la persona puede sentirse adormilada o confusa
durante pocos minutos o incluso una hora o más. Una persona que acaba de sufrir una
crisis convulsiva es posible que no logre recordar la crisis o lo que ocurrió inmediatamente
antes de ella. Y también es posible que se encuentre despejada y en perfectas condiciones
para reanudar lo que estaba haciendo antes de sufrirla. Es algo que varía de una persona
a otra.
Hay algunas cosas que pueden desencadenar crisis convulsivas en las personas que
padecen epilepsia. Entre ellas, se incluyen las siguientes:
- luces intensas, intermitentes o centelleantes
- falta de sueño
- estrés
- exceso de estimulación (como mirar fijamente la pantalla del ordenador o jugar a videojuegos durante demasiado tiempo)
- fiebre
- determinados medicamentos
- hiperventilación (respirar demasiado deprisa o demasiado profundo).
¿Los niños que padecen epilepsia son diferentes?
Las personas que padecen epilepsia pueden necesitar ser precavidos en lugares donde
podrían hacerse daño en caso de tener una crisis convulsiva, como un sitio alto o
dentro de una bañera. Y es posible que no puedan practicar determinados deportes,
como el boxeo o el submarinismo.
Pero, aparte de estas precauciones de seguridad, la gente afectada por la epilepsia
puede seguir una vida normal y hacer lo que hace todo el mundo. Puede ir al colegio,
estudiar en la universidad y conseguir trabajo. También se puede casar y tener hijos.
La epilepsia no limita las capacidades de las personas que la padecen, pero puede
suponer que algunos de los afectados se sientan diferentes. Por lo tanto, si sabes
de alguien que la padece, podrás ayudarle mucho limitándote a ser un buen amigo.
Vivir con epilepsia
La gente que padece epilepsia puede llevar una vida normal. Muchos atletas, escritores,
políticos, empresarios, médicos, padres y actores padecen esta afección.
Si tienes epilepsia, puedes seguir participando en actividades extraescolares,
salir con tus amigos, tener novio o novia y encontrar trabajo. El médico te dará instrucciones
sobre las precauciones que debes adoptar para protegerte en distintas situaciones.
Por ejemplo, los adolecentes con epilepsia pueden practicar natación, pero siempre
deben nadar acompañados de otras personas para garantizar su seguridad.
De todos modos y a pesar de que tengas que adoptar estas sencillas precauciones
de seguridad, podrás disfrutar de todo de cuanto disfrutan los demás.
Las personas afectadas de epilepsia pueden conducir, siempre que esta afección esté
bien controlada desde el punto de vista médico.
Explica a tus allegados (amigos, parientes, profesores, entrenadores) que padeces
epilepsia y enséñales qué deberían hacer si tuvieras una crisis convulsivas delante
de ellos. Algunas de las cosas que la gente puede hacer para ayudar a alguien que
sufre una crisis convulsiva son las siguientes:
- Mantener la calma.
- Ayudar, sin obligar, a que la persona se acueste sobre un costado, preferentemente sobre una superficie mullida, y colocarle algo blando debajo de la cabeza.
- Retirarle las gafas y/o la mochila y aflojarle cualquier prenda apretada que lleve alrededor del cuello.
- No retener ni agarrar a la persona.
- Alejar de la persona aquellos objetos que podrían resultar peligrosos, sobre todo, los que estén afilados o sean duros.
- Permanecer junto a la persona o bien asegurarse de que un amigo u otra persona de confianza permanece a su lado.
- Hablar con la persona con una voz tranquila y calmada, trasmitiéndole seguridad una vez remita la crisis.
- Estar atento y pendiente de lo que sucede para poder describir que ocurrió antes, durante y después de la crisis.
- No introducir ningún objeto dentro de la boca de la persona durante la crisis convulsiva.
No suele ser necesario llamar al teléfono de emergencias (112/061) solo porque una persona que padece epilepsia
presenta una crisis convulsiva. De todos modos, si la persona se lesiona durante la
crisis, presenta otra afección médica (como la diabetes), tiene una crisis muy larga
o múltiples crisis seguidas, es posible que requiera atención médica.
La palabra epilepsia puede asustar bastante, pero su manejo puede ser bastante
sencillo. Si padeces epilepsia, sigue tu plan de tratamiento. Duerme mucho. Come bien.
Y haz ejercicio para reducir el estrés y mantenerte en forma.
TRASTORNOS
DEL PULMÓN Y LAS VÍAS RESPIRATORIAS
- ENFERMEDAD PULMONAR OBSTRUCTIVA CRÓNICA (EPOC)
¿
En que consiste la enfermedad?
La
enfermedad pulmonar obstructiva crónica, o EPOC, es una enfermedad
progresiva, que puede empeorar con el tiempo en la que la cantidad de
aire que entra y sale por las vías respiratorias disminuye por una o
más de las siguientes razones:
- Los bronquios y los alvéolos pierden su elasticidad.
- Las paredes que separan muchos de los alvéolos están destruidas, se vuelven gruesas e inflamadas.
- Los bronquios producen más mucosidad que en condiciones normales y esta mucosidad puede obstruirlos.
La
EPOC puede causar tos con producción de grandes cantidades de
mucosidad (una sustancia pegajosa), sibilancias (silbidos o chillidos
al respirar), falta de aliento, presión en el pecho y otros
síntomas.
La
principal causa de la EPOC es el hábito de fumar, y la exposición a
largo plazo a otros irritantes de los pulmones como el aire
contaminado, los vapores químicos o el polvo.
Hay
dos formas principales de EPOC:
- Bronquitis crónica, la cual implica una tos prolongada con moco, ya que la capa que cubre el interior de las vias respiratorias esta constantemente irritada e inflamada, formandose gran cantidad de mucosidad que dificulta respirar.
- Enfisema, el cual implica un daño a los pulmones con el tiempo, debido a que las paredes que separan muchos de los alveolos estan lesionadas y disminuye el intercambio gaseoso en los pulmones.
La
mayoría de las personas con EPOC tienen una combinación de ambas
afecciones.
La
EPOC aparece lentamente. Los síntomas a menudo empeoran con el
tiempo y pueden limitar la capacidad de la persona de realizar sus
actividades cotidianas. Casi siempre la EPOC se diagnostica en
personas de edad madura o avanzada.
Causas
La
causa principal de la EPOC es el tabaquismo.
Cuanto más fume una persona, mayor probabilidad tendrá de
desarrollar EPOC. Pero algunas personas fuman por años y nunca
padecen esta enfermedad.
En
pocos casos, los no fumadores que carecen de una proteína llamada
alfa-1 antitripsina
pueden presentar enfisema.
Otros
factores de riesgo para la EPOC son:
- Exposición a ciertos gases o emanaciones en el sitio de trabajo.
- Exposición a cantidades considerables de contaminación o humo indirecto de cigarrillo.
- Uso frecuente de fuego para cocinar sin la ventilación apropiada.
Signos
y sintomas
Los
síntomas pueden incluir cualquiera de los siguientes:
- Tos con o sin flema
- Fatiga
- Muchas infecciones respiratorias
- Dificultad respiratoria (disnea) que empeora con actividad leve
- Dificultad para tomar aire
- Sibilancias (silbidos o chillidos que se producen al respirar)
Algunos
síntomas graves podrían requerir tratamiento en un hospital. Debe
buscar atención médica de urgencia:
- Si le cuesta trabajo recobrar el aliento o hablar
- Si los labios o las uñas se le ponen morados o grises (esto indica bajas concentraciones de oxígeno en la sangre).
- Si no está mentalmente alerta.
- Si el corazón le late muy rápido.
- Si el tratamiento que se le recomendó para cuando sus síntomas empeoraran no está dando resultado.
Dado
que los síntomas de EPOC se presentan lentamente, es posible que
algunas personas no sepan que tienen la enfermedad.
Pruebas
y exámenes
El
mejor examen para la EPOC es una prueba de la función pulmonar
llamada espirometría.
Esta consiste en soplar con tanta fuerza como se pueda dentro de una
máquina pequeña que evalúa la capacidad pulmonar. Los resultados
se pueden analizar inmediatamente.
Usar
un estetoscopio para auscultar los pulmones también puede servir.
Sin embargo, algunas veces los pulmones suenan normales incluso
cuando una persona tiene EPOC.
Se
pueden ordenar pruebas imagenológicas de los pulmones como
radiografías
y tomografías computarizadas.
Los pulmones pueden parecer normales incluso cuando una persona tiene
EPOC cuando se usa una radiografía del tórax. Una tomografía
computarizada normalmente muestra señales de EPOC.
A
veces, un examen de sangre llamado gasometría arterial se puede
llevar a cabo para medir las cantidades de oxígeno y dióxido de
carbono en la sangre.
Si
su proveedor de atención médica sospecha que usted tiene
deficiencia de alfa-1 antitripsina, es probable que se ordene un
examen de sangre
para detectar esta afección.
Tratamiento
No
hay ninguna cura para la EPOC. Sin embargo, hay muchas medidas que se
pueden tomar para aliviar los síntomas e impedir que la enfermedad
empeore.
Si
fuma, ahora es el momento de dejar el cigarrillo. Esta es la mejor
manera de reducir el daño pulmonar.
Los
medicamentos empleados para tratar la EPOC incluyen:
- Medicamentos de alivio rápido para ayudar a abrir las vías respiratorias.
- Fármacos de control, para reducir la inflamación pulmonar.
- Antiinflamatorios para reducir la hinchazón en las vías respiratorias.
- Ciertos antibióticos por tiempo prolongado.
En
casos graves o durante reagudizaciones, es posible que sea necesario
recibir:
- Esteroides por vía oral o a través de una vena (por vía intravenosa).
- Broncodilatadores a través de un nebulizador.
- Oxigenoterapia.
- Asistencia de una máquina para ayudar con la respiración utilizando una máscara o sonda endotraqueal.
Su
médico puede recetar antibióticos durante las reagudizaciones
de los síntomas, porque las infecciones pueden empeorar la EPOC.
La
oxigenoterapia
en el hogar puede ser necesaria si usted tiene un nivel bajo de
oxígeno en la sangre.
La
rehabilitación pulmonar no cura la EPOC. Sin embargo, puede
enseñarle más sobre la enfermedad, entrenar la respiración de una
manera diferente de forma tal que pueda permanecer activo y sentirse
mejor y mantener su funcionamiento en el más alto nivel posible.
VIVIR
CON EPOC
Usted
puede tomar medidas todos los días para evitar que la EPOC empeore,
proteger sus pulmones y permanecer saludable.
Camine
para aumentar la fuerza:
- Pregúntele a su médico cuánto puede caminar.
- Aumente poco a poco la distancia que camina.
- Trate de no hablar cuando camine si tiene dificultad para respirar.
- Utilice la respiración con los labios fruncidos al exhalar para vaciar los pulmones antes de la siguiente respiración.
Las
medidas que usted puede tomar para facilitarse la vida en el hogar
incluyen:
- Evitar el aire muy frío o el clima muy caliente.
- Asegurarse de que nadie fume en la casa.
- Reducir la contaminación atmosférica eliminando el humo de la chimenea y otros irritantes.
- Manejar el estrés y su estado de ánimo.
- Use oxígeno si se lo recetaron.
- Consuma alimentos saludables como pescado, carne de aves o carne magra de res, al igual que frutas y verduras. Si le resulta difícil mantener el peso, hable con médico respecto a consumir alimentos con más calorías.
Se
puede realizar una cirugía para tratar la EPOC. Pero solo algunas
personas se benefician de estos tratamientos quirúrgicos:
Cirugía
para extirpar partes del pulmón afectado que puede ayudar a que
otras zonas no tan afectadas funcionen mejor en algunos pacientes con
enfisema.
Trasplante
de pulmón para casos muy graves.
Grupos
de apoyo
El
estrés causado por la enfermedad se puede aliviar uniéndose a un
grupo de apoyo.
El hecho de compartir con otras personas que tengan experiencias y
problemas en común puede ayudarle a no sentirse solo.
Expectativas
(pronóstico)
La
EPOC es una enfermedad prolongada (crónica). La enfermedad empeorará
más rápidamente si usted no deja de fumar.
Si
usted tiene EPOC grave, experimentará dificultad para respirar con
la mayoría de las actividades. Usted estará hospitalizado con mayor
frecuencia.
Hable
con su médico respecto a los respiradores y los cuidados al final de
la vida conforme la enfermedad avanza.
Posibles
complicaciones
Con
la EPOC, usted puede tener otros problemas de salud como:
Latidos
cardíacos irregulares (arritmias)
Necesidad
de un respirador y oxigenoterapia
Insuficiencia
cardíaca derecha o cor pulmonale
(inflamación del corazón e insuficiencia
cardíaca debido a enfermedad
pulmonar crónica)
Neumonía
Colapso
pulmonar (neumotórax)
Pérdida
considerable de peso y desnutrición
Adelgazamiento
de los huesos (osteoporosis)
Debilidad
Aumento
de la ansiedad
Prevención
El
hecho de no fumar previene la mayoría de los casos de EPOC.
Pregúntele a su médico respecto a programas para dejar
de fumar. También hay
disponibilidad de medicamentos que le ayudan a dejar el cigarrillo.
2.
BRONQUITIS AGUDA
A
menudo, los mismos virus que causan el resfrío y la gripe pueden
causar bronquitis aguda. Estos virus se propagan por el aire cuando
alguien tose o a través del contacto físico (por ejemplo, alguien
que no se haya lavado las manos). La exposición al humo del
cigarrillo, contaminación del aire, polvo y gases también pueden
causar bronquitis aguda. Así mismo, las bacterias pueden causar
bronquitis aguda, pero no tan seguido como los virus.
Para
diagnosticar la bronquitis aguda, el médico le preguntará sobre sus
síntomas y escuchará su respiración. Usted también puede tener
otras pruebas.
El
tratamiento incluye descansar, tomar líquidos y aspirina (para
adultos) o acetaminofén para bajar la fiebre. Un humidificador de
ambientes puede ayudar. Puede necesitar inhalar medicinas para abrir
sus vías respiratorias si tiene jadeo o sibilancias. Los
antibióticos no le ayudarán si la causa es un virus. A usted le
recetarán antibióticos si la causa es bacteriana.
La
BRONQUITIS
es la inflamación de la tráquea y de las vías respiratorias que se
ramifican a partir de ella (bronquios) causada por una infección.
La
bronquitis aguda suele ser causada por infecciones víricas.
Los
síntomas del resfriado común que van seguidos de tos suelen indicar
bronquitis aguda.
El
diagnóstico se basa principalmente en los síntomas.
La
mayoría de los tratamientos, como los fármacos antitérmicos y
antitusivos, se utilizan para que la persona se sienta mejor hasta
que acaba la crisis (tratamiento sintomatico).
Por
lo general no se requiere el uso de antibióticos.
Causas
La
bronquitis aguda está causada por una infección debida a
Virus
(lo más frecuente).
Bacterias.
Sintomas
La
bronquitis se presenta casi siempre durante el invierno.
Los
síntomas de la bronquitis aguda generalmente perduran desde días a
unas pocas semanas. No obstante, la bronquitis cuyos síntomas se
prolongan hasta 90 días sigue clasificándose como bronquitis aguda.
Si los síntomas se prolongan durante más tiempo, a veces durante
meses o años, suele denominarse bronquitis crónica.
La
exposición a agentes irritantes, como humo, niebla tóxica,
partículas de polvo y vapores (de agentes irritantes como ácidos
fuertes, amoníaco, ciertos disolventes orgánicos, cloro, sulfuro de
hidrógeno, dióxido de azufre y bromo) también puede inflamar la
tráquea y los bronquios, provocando síntomas similares a los de la
bronquitis aguda.
La
bronquitis vírica puede ser causada por diversos virus comunes,
entre los cuales se encuentra el virus
de la gripe. Aun cuando una
infección vírica ya haya desaparecido, la irritación causada puede
persistir durante semanas.
En
algunos casos, la bronquitis bacteriana aparece después de una
infección vírica de las vías respiratorias altas. La infección
por Mycoplasma pneumoniae,
Chlamydia pneumoniae
y Bordetella pertussis
(que causa la tosferina) están entre las bacterias que causan
bronquitis aguda. Las causas bacterianas de bronquitis aguda son más
probables cuando se ven afectadas muchas personas (un brote).
Si
las personas que padecen trastornos pulmonares crónicos como la
enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), las bronquiectasias
o la fibrosis quística sufren una inflamación de la tráquea y de
los bronquios, la inflamación se considera un brote (exacerbación)
de la enfermedad subyacente en lugar de una bronquitis aguda.
A
menudo, la bronquitis infecciosa comienza con los síntomas de un
resfriado común: goteo nasal, irritación de garganta, cansancio y
escalofríos. Pueden sentirse también dolores de espalda y
musculares junto a una fiebre ligera (de 37,5 a 38 °C), sobre todo
si la infección es debida a la gripe. La tos (por lo general seca al
principio) señala el comienzo de una bronquitis aguda.
En
la bronquitis vírica, se expectoran pequeñas cantidades de una
mucosidad blanquecina. Esta mucosidad expectorada cambia su color
blanquecino a verde o amarillo. El cambio de color no significa la
existencia de infección bacteriana. El cambio de color solo
significa que las células relacionadas con la inflamación han
penetrado en las vías respiratorias y colorean el esputo.
¿Sabías
que...?
Un
esputo amarillo o de color verde con tos no significa que la
infección esté causada por bacterias.
En
la bronquitis grave, la fiebre puede ser ligeramente más alta, de 38
a 39 °C, y puede durar de 3 a 5 días, pero las fiebres más altas
son poco frecuentes salvo que la bronquitis sea causada por la gripe.
La tos es el último síntoma remanente y frecuentemente tarda 2 o 3
semanas, incluso más, en desaparecer. Los virus pueden causar daño
a las células epiteliales que revisten los bronquios, y el cuerpo
necesitará tiempo para reparar la lesión.
En
la bronquitis aguda es frecuente una reacción hiperactiva de las
vías respiratorias, que se estrechan transitoriamente de tal manera
que impiden o limitan la entrada o la salida del flujo de aire en los
pulmones. El deterioro del flujo de aire puede desencadenarse por la
exposición frecuente a factores, como la inhalación de irritantes
leves (por ejemplo, perfume, olores intensos o el humo de los tubos
de escape) o el aire frío. Si el deterioro del flujo de aire es
grave, la persona puede sentir ahogo. También son frecuentes las
sibilancias, especialmente después de toser.
Las
personas mayores pueden tener síntomas inusuales de bronquitis, como
confusión o respiración rápida, en lugar de fiebre y tos.
Las
complicaciones graves, como la insuficiencia
respiratoria aguda o la neumonía,
solo suelen producirse en personas mayores o en quienes tienen
problemas con las defensas inmunitarias.
Diagnóstico
El
diagnóstico médico de bronquitis suele basarse en los síntomas. La
fiebre alta o prolongada, o ambas pueden ser síntomas de neumonía.
En la exploración física los médicos detectan sibilancias.
Para
descartar una neumonía se suele realizar una radiografía de tórax,
por ejemplo cuando los médicos perciben crepitantes o congestión
pulmonar, o cuando la persona muestra síntomas de ahogo o dificultad
respiratoria.
Si
parece probable que la infección esté producida por el virus de la
gripe o por Bordetella pertussis,
se puede utilizar una muestra tomada de la garganta o de la nariz
para detectar estos gérmenes. El esputo solo suele ser examinado si
los médicos hallan evidencia de neumonía en la radiografía de
tórax o en la exploración física. Si la tos persiste durante más
de 2 semanas, debe realizarse una radiografía de tórax para excluir
una enfermedad pulmonar subyacente, como cáncer de pulmón.
Tratamiento
Tratamientos
para aliviar los síntomas
Los
adultos pueden tomar aspirina (ácido acetilsalicílico), paracetamol
(acetaminofeno) o ibuprofeno para bajar la fiebre y aliviar la
sensación de malestar, pero los niños deben tomar solo paracetamol
o ibuprofeno, no aspirina, ya que los niños que toman aspirina
tienen mayor riesgo de sufrir el síndrome
de Reye.
Las
personas que padecen bronquitis aguda, especialmente las que tienen
fiebre, deben beber líquido abundante.
Los
antibióticos no se usan para tratar la bronquitis, excepto si se
trata de personas cuya infección es causada por bacterias (por
ejemplo, durante un brote). Cuando se usa un antibiótico, con mayor
frecuencia se administra azitromicina o claritromicina.
Los
antibióticos no son útiles en las personas con bronquitis vírica.
El tratamiento de la gripe con un fármaco antiviral, como
oseltamivir o zanamivir, puede ayudar a acelerar la recuperación de
la gripe (sea o no la causa de la bronquitis aguda) si se administra
dentro de las primeras 48 horas de la aparición de los síntomas.
¿Sabías
que...?
La
bronquitis aguda suele tratarse mejor sin utilizar antibióticos.
Si
se trata de niños, los síntomas muy leves de flujo de aire limitado
pueden aliviarse con el uso de humidificadores de vapor frío o de
vaporizadores. En la mayoría de los niños con afectación grave y
en los adultos que presentan sibilancias, pueden utilizarse
inhaladores broncodilatadores, que favorecen la dilatación
bronquial, para abrir las vías respiratorias y reducir las
sibilancias.
Para
suprimir la tos seca e irritante, sobre todo cuando impide conciliar
el sueño, pueden utilizarse fármacos
para la tos. Sin embargo, el grado
de efectividad de estos fármacos no está claro. Además, no suele
recomendarse suprimir una tos con gran producción de esputo. Los
expectorantes ayudan a fluidificar las secreciones, lo que facilita
la expectoración, pero no está claro hasta qué punto esta medida
resulta beneficiosa.
3.
EMBOLIA PULMONAR (EP)
La
embolia pulmonar (EP) es la obstrucción de una arteria del pulmón
(arteria pulmonar) por una acumulación de material sólido
transportado a través del torrente sanguíneo (émbolo),
generalmente un coágulo sanguíneo (trombo) o, raramente, alguna
otra sustancia.
Causas
El
tipo de émbolo pulmonar más común es un coágulo de sangre, que
suele formarse en una pierna o en una vena pélvica cuando el flujo
sanguíneo se ralentiza o se detiene. Ej: una fractura de cadera.
Otras
causas incluyen aquellos trastornos que hacen que la sangre se
coagule más fácilmente o la presencia de una sustancia extraña en
el torrente sanguíneo (por ejemplo, una vía intravenosa catéter).
Hay
algunas circunstancias que predisponen la formacion de coagulos de
sangre como son:
- Edad avanzada, sobre todo a partir de los 60 años.
- Trastorno de la coagulación de la sangre (aumento del riesgo de coagulación, denominado estado de hipercoagulabilidad).
- Cáncer.
- Los catéteres introducidos en una vena de gran calibre para administrar fármacos o nutrientes (catéteres venosos).
- Insuficiencia cardíaca.
- Inmovilidad.
- Lesión en la pelvis, la cadera o una pierna.
- Trastorno renal denominado síndrome nefrótico.
- Cirugía mayor en los últimos 3 meses.
- Enfermedades de la médula ósea que hacen que la sangre se espese demasiado (hiperviscosidad).
- Obesidad.
- Embarazo o periodo después del parto (puerperio).
- Coágulo de sangre anterior.
- Anemia de células falciformes (anemia drepanocítica o drepanocitosis).
- Tabaquismo.
- Accidente cerebrovascular (ictus).
- Uso de estrógenos, por ejemplo como tratamiento para los síntomas de la menopausia o como anticonceptivos (en cuyo caso el riesgo es particularmente alto en las mujeres a partir de 35 años o que fuman).
- Uso de moduladores de los receptores de estrógenos (como raloxifeno o tamoxifeno).
- Terapia de sustitución con testosterona.
- En personas que deben permanecer sentadas durante mucho tiempo sin cambiar de posición (como puede suceder durante viajes largos en avión) el riesgo es ligeramente mayor.
Otros
materiales también pueden formar émbolos:
- Grasa que escapa de la médula ósea a la sangre a causa de una fractura o durante una intervención quirúrgica ósea y forma un émbolo.
- También puede formar un émbolo el líquido amniótico impulsado hacia el interior de las venas pélvicas durante un parto complicado.
- Grupos de células cancerígenas pueden introducirse en el torrente sanguíneo y formar un émbolo.
- Si un catéter se abre accidentalmente en una de las venas de mayor calibre (venas centrales), las burbujas de aire pueden formar un émbolo.
- También puede producirse una embolia aérea durante una intervención en una vena (como durante la extracción de un coágulo de sangre).
- Las personas que practican buceo en profundidad tienen un incremento del riesgo (síndrome de descompresión).
- Los materiales infectados también pueden formar émbolos y viajar al pulmón.
- Las causas incluyen el consumo de drogas por vía intravenosa, ciertas infecciones en las válvulas del corazón y la inflamación de una vena con formación de coágulos de sangre e infección (tromboflebitis séptica).
Síntomas
Dependen
del alcance del bloqueo de la arteria pulmonar y del estado general
de salud del paciente. Pueden incluir:
- Dificultad respiratoria.
- Dolor torácico.
- Mareo o desmayo.
- La dificultad respiratoria puede ser el único síntoma, especialmente si no llega a desarrollarse un infarto pulmonar. Con frecuencia, la respiración es muy rápida y la persona puede sentirse ansiosa o inquieta, como si estuviera sufriendo una crisis de ansiedad.
- El ritmo cardíaco puede volverse rápido o irregular, o de ambas maneras.
En
algunas personas, particularmente aquellas con émbolos masivos, los
primeros síntomas de la embolia pulmonar son el mareo o la pérdida
del conocimiento. Si el sujeto pierde la conciencia de forma brusca,
su cuerpo puede sufrir sacudidas de forma parecida a las
convulsiones. La presión sanguínea se vuelve peligrosamente baja
(lo que se denomina choque), la piel se enfría y se vuelve azul
(cianosis) y la persona podría morir de forma repentina.
En
las personas mayores, el primer síntoma de embolia pulmonar puede
ser confusión o deterioro de la función mental. Estos síntomas
suelen ser el resultado de una pérdida súbita de la capacidad
cardíaca para impulsar suficiente sangre rica en oxígeno hacia el
cerebro y otros órganos.
Infarto
pulmonar
Un
infarto pulmonar es cuando parte del tejido pulmonar muere debido a
la obstrucción de un vaso sanguíneo pulmonar por una embolia
pulmonar. Por lo general, el émbolo que ocasiona un infarto pulmonar
es pequeño. Los síntomas evolucionan en cuestión de horas. Si se
produce un infarto pulmonar, la persona afectada tiene tos, que puede
producir esputo sanguinolento, dolor torácico agudo al inspirar y,
en algunos casos, fiebre. Con frecuencia los síntomas del infarto
duran varios días, pero habitualmente disminuyen de forma
progresiva.
Embolia
recurrente
En
los sujetos que tienen episodios recurrentes de pequeñas embolias
pulmonares, la presión arterial en los vasos sanguíneos de los
pulmones puede aumentar. Dicha circunstancia puede causar síntomas
tales como dificultad respiratoria, hinchazón de los tobillos o
piernas y debilidad, que tienden a desarrollarse de manera progresiva
a lo largo de semanas, meses o años.
Diagnóstico
Pruebas
que sugieren la presencia de una embolia pulmonar:
- Una radiografía de tórax puede revelar alteraciones leves en las estructuras de los vasos sanguíneos que aparecen tras una embolia y también puede mostrar señales de infarto pulmonar. Sin embargo, los resultados radiológicos son frecuentemente normales, e incluso cuando no lo son, rara vez permiten establecer el diagnóstico con certeza.
- La electrocardiografía (ECG) puede mostrar anomalías. Estas anomalías pueden apoyar o sugerir el diagnóstico de embolia pulmonar, pero no pueden confirmarlo.
- Los niveles de oxígeno en la sangre se miden con un sensor que se coloca sobre el pulpejo del dedo (oximetría). Dado que una embolia pulmonar bloquea las arterias pulmonares, el nivel de oxígeno en la sangre puede ser bajo.
Los
médicos primero valoran la probabilidad de que se haya producido un
embolismo pulmonar, en base a información como el riesgo del sujeto
frente a la embolia pulmonar, la severidad de sus síntomas y los
resultados de las primeras pruebas (como la radiografía de tórax y
el nivel de oxígeno en la sangre).
Si
parece poco probable la existencia de una embolia pulmonar, suele
hacerse un análisis de sangre que mide una sustancia llamada
dímero-d. Esta prueba puede ser la única prueba necesaria en estos
sujetos. Si en estas personas el dímero-d es normal, entonces la
probabilidad de que se haya producido una embolia pulmonar es
extremadamente baja. Sin embargo, a pesar de que un nivel bajo de
dímero-D en estos sujetos implica que es poco probable una embolia
pulmonar, un nivel elevado no necesariamente significa que la embolia
pulmonar sea probable. Otros trastornos, como una infección o un
traumatismo, pueden hacer que el dímero-d esté elevado por lo que
son necesarias otras pruebas para confirmar el diagnóstico.
Si
la embolia pulmonar parece más probable, o si el resultado de la
prueba del dímero-d es anómala, se realizan pruebas adicionales,
por lo general una o varias de las pruebas siguientes:
- Ecografía de las piernas. Es una prueba no invasiva y puede identificar coágulos en las piernas, que son las fuentes habituales de la embolia pulmonar (TEP, tromboembolia pulmonar). La ausencia de coágulos en esta prueba no descarta la embolia pulmonar. Sin embargo, si la ecografía revela coágulos de sangre, la persona es tratada generalmente como si tuviera una embolia pulmonar, sin necesidad de realizar más pruebas, dado que el tratamiento es el mismo en ambos casos.
- Angiografía por TC. Es rápida, no invasiva y bastante precisa, sobre todo para grandes coágulos. En esta prueba se inyecta material de contraste en una vena. El material de contraste llega a los pulmones, y un equipo de TC genera las imágenes de la sangre en las arterias para determinar si un émbolo pulmonar está bloqueando el flujo sanguíneo. La angiografía por TC es la prueba de diagnóstico por la imagen más utilizada para diagnosticar una embolia pulmonar.
- Gammagrafía pulmonar de perfusión. Es una técnica no invasiva y bastante precisa, pero requiere más tiempo que una TC. Se inyecta una pequeña cantidad de una sustancia radiactiva por vía intravenosa para que llegue hasta los pulmones y permita observar el aporte de sangre al pulmón (perfusión). Unos resultados completamente normales suelen indicar que la persona no tiene una obstrucción importante en el vaso estudiado. Los resultados anómalos sugieren la posibilidad de una embolia pulmonar, pero también pueden indicar la posible presencia de otros trastornos, tales como el enfisema, que puede producir una disminución del flujo sanguíneo a zonas donde el tejido pulmonar ha sido dañado.
Generalmente,
la gammagrafía de perfusión se realiza con una gammagrafía
pulmonar de ventilación. En dicha prueba, la persona inhala un gas
inocuo que contiene trazas de material radiactivo, el cual se
distribuye a través de los pequeños sacos de aire de los pulmones
(alvéolos). En las imágenes se visualizan las áreas donde se
libera dióxido de carbono y se capta oxígeno. Comparando el
resultado de este examen con el modelo obtenido en la prueba de
perfusión, generalmente los médicos pueden determinar si la
persona ha padecido una embolia pulmonar. Los médicos a veces
utilizan una gammagrafía de perfusión pulmonar si el paciente
tiene un problema renal que impide la realización de una
angiografía por TC debido a que el material de contraste utilizado
para la TC podría dañar aún más los riñones.
Pronóstico
La
probabilidad de morir de una embolia pulmonar es muy baja, pero la
embolia pulmonar masiva puede causar la muerte súbita. La mayoría
de las muertes se producen antes de que se sospeche el diagnóstico,
a menudo al cabo de unas pocas horas después de la embolia. Los
factores importantes para determinar el pronóstico incluyen:
- El tamaño del émbolo.
- El tamaño de las arterias pulmonares bloqueadas.
- El número de arterias pulmonares bloqueadas.
- El efecto en la capacidad de bombeo del corazón.
- El estado de salud general del sujeto.
Cualquier
persona con problemas graves de corazón o de pulmón tiene mayor
riesgo de morir a causa de una embolia pulmonar. Las personas con
función cardíaca y pulmonar normales generalmente sobreviven, a
menos que el émbolo bloquee la mitad o más de las arterias
pulmonares.
Prevención
Dado
el daño que causa una embolia pulmonar y las limitaciones de su
tratamiento, el médico trata de prevenir la formación de coágulos
de sangre en las venas de los pacientes que están en situación de
riesgo. En general, las personas, sobre todo las que son propensas a
formar coágulos, deben intentar permanecer activas y moverse tanto
como sea posible. Por ejemplo, cuando realizan viajes muy largos en
avión, deben ponerse de pie y moverse cada 2 horas.
Tratamiento
El
tratamiento de la embolia pulmonar comienza con el tratamiento de los
síntomas. Se suministra oxígeno cuando los niveles de oxígeno en
sangre son bajos. Para aliviar el dolor se administran analgésicos.
Si la presión arterial es baja se administran líquidos intravenosos
y, a veces, fármacos que aumentan la presión arterial. La
ventilación mecánica (tubo de respiración) puede ser necesaria si
se desarrolla insuficiencia respiratoria.
Entre
los tratamientos se encuentran:
- La terapia de apoyo.
- A veces, la colocación de un filtro de vena cava inferior.
- A algunas personas se les administra un medicamento anticoagulante (también denominado antitrombótico), por lo general heparina.
- Medidas físicas:
- Usando dispositivos de compresión neumática intermitente o de medias elásticas de compresión.
- Realizando ejercicios de piernas.
- Levantarse de la cama y moverse tan pronto como sea posible.
4.
ASMA
El
asma es una enfermedad caracterizada por el estrechamiento de las
vías respiratorias, por lo general reversible, en respuesta a
ciertos estímulos.
Las
vías respiratorias de los pulmones (los bronquios) son esencialmente
tubos con paredes musculares. Las células que revisten los bronquios
poseen unas estructuras microscópicas, denominadas receptores. Estos
receptores perciben la presencia de sustancias específicas y
estimulan los músculos subyacentes a contraerse o relajarse,
alterando así el flujo de aire. Hay muchos tipos de receptores, pero
en el asma hay 2 tipos que son principalmente importantes:
- Los receptores beta-adrenérgicos responden a compuestos químicos como la epinefrina, que relajan los músculos y ensanchan (dilatan) las vías respiratorias, lo que aumenta el flujo de aire.
- Los receptores colinérgicos responden a un producto químico denominado acetilcolina y hacen que los músculos se contraigan y que, consiguientemente, disminuya el flujo de aire.
Causas
Las
causas del asma son desconocidas, pero es probable que tenga su
origen en interacciones complejas entre muchos genes, condiciones
ambientales y nutrición. Las condiciones y circunstancias
ambientales en torno al embarazo, el nacimiento y la primera infancia
se han relacionado con el desarrollo del asma en la infancia y más
tarde en la edad adulta. El riesgo parece aumentar si la madre de la
persona afectada se quedó embarazada a una edad temprana o si estuvo
mal nutrida durante el embarazo. El riesgo también puede ser mayor
si el bebé nació prematuramente, tuvo un peso bajo al nacer o no
fue amamantado. Las condiciones ambientales, como la exposición a
alérgenos domésticos (como ácaros del polvo, cucarachas y caspa de
mascotas) y otros alérgenos ambientales, también se han asociado
con la aparición de asma en niños mayores y adultos. Las dietas
bajas en vitaminas C y E y en ácidos grasos omega-3 también se han
relacionado con el asma, al igual que la obesidad.
En
los países desarrollados, las familias menos numerosas (con menos
niños), los ambientes interiores más limpios y el uso de vacunas y
antibióticos puede reducir la capacidad del organismo para
desarrollar resistencia a los alérgenos ambientales y explicar, en
parte, el aumento de la incidencia de asma en estos países (la
hipótesis de la higiene).
La
causa del estrechamiento de las vías respiratorias es a menudo una
sensibilidad anómala de los receptores colinérgicos, que
desencadena una contracción en los músculos de las vías
respiratorias cuando no deben hacerlo. Se cree que ciertas células
de las vías respiratorias, particularmente los , son las
responsables del inicio de la respuesta. Los mastocitos localizados
en los bronquios liberan sustancias, como la histamina y los
leucotrienos, que provocan lo siguiente:
- Contracción del músculo liso
- Aumento de la secreción de moco
- Desplazamiento de determinados glóbulos blancos a la zona
Los
eosinófilos, otro tipo de células que se encuentran en las vías
respiratorias de las personas que padecen asma, liberan sustancias
adicionales, que contribuyen al estrechamiento de la vía
respiratoria.
Durante
una crisis de asma (a veces denominada exacerbación), los músculos
lisos de los bronquios se contraen y causan un estrechamiento de los
mismos (denominado broncoconstricción). Los tejidos que revisten las
vías respiratorias se hinchan como consecuencia de la inflamación y
de la secreción de mucosidad en el interior de las vías
respiratorias. La capa superior del revestimiento de las vías
respiratorias puede dañarse y depositar células, estrechando aún
más la vía. Este estrechamiento obliga a la persona a realizar un
mayor esfuerzo para respirar. En el caso del asma, el estrechamiento
es reversible, lo que significa que con un tratamiento apropiado o
por sí mismas, las contracciones musculares de las vías
respiratorias se detienen, la inflamación desaparece (con lo que las
vías respiratorias se ensanchan de nuevo) y el flujo de aire hacia
dentro y hacia fuera de los pulmones recupera la normalidad.
Desencadenantes
del asma
Los
bronquios de las personas que padecen asma se estrechan como
respuesta a ciertos estímulos (desencadenantes) que no suelen
afectar a las vías respiratorias de las personas sin asma. Estos
desencadenantes pueden ser:
- Alérgenos
- Infecciones
- Irritantes
- Ejercicio físico (denominada asma inducida por el ejercicio)
- Estrés y ansiedad
- Aspirina (ácido acetilsalicílico)
Síntomas
Las
crisis de asma varían en frecuencia e intensidad.
La
mayoría de las personas con asma tienen ataques separados por
períodos asintomáticos. Algunas personas tienen dificultad
prolongada para respirar con episodios de aumento de la falta de
aliento. Las sibilancias o una tos puede ser el síntoma principal.
Los
ataques de asma pueden durar de minutos a días. Se pueden volver
peligrosos si se restringe el flujo de aire de manera importante.
Los
síntomas del asma incluyen:
- Tos con o sin producción de esputo (flema).
- Retracción o tiraje de la piel entre las costillas al respirar (tiraje intercostal)
- Dificultad para respirar que empeora con el ejercicio o la actividad
- Sibilancias
Los
síntomas de emergencia que necesitan atención médica oportuna
incluyen:
- Labios y cara de color azulado
- Disminución del nivel de lucidez mental, como somnolencia intensa o confusión, durante un ataque de asma
- Dificultad respiratoria extrema
- Pulso rápido
- Ansiedad intensa debido a la dificultad para respirar
- Sudoración
En
algunas personas, las crisis asmáticas ocurren principalmente por la
noche (asma nocturno). Las crisis que ocurren durante la noche pueden
indicar un asma mal controlado.
Control
del asma
El
control es el grado en que se minimizan los síntomas, los efectos en
la vida diaria y los riesgos de las crisis asmáticas graves mediante
el tratamiento. El control del asma es similar a la gravedad, pero se
evalúa después de que haya comenzado el tratamiento. El objetivo es
que todas las personas tengan un asma bien controlado con
independencia de la gravedad de la enfermedad. El control del asma se
clasifica como:
- Asma bien controlado: los síntomas se presentan dos veces por semana o con menor frecuencia.
- Asma mal controlado: los síntomas se presentan más de dos veces por semana, pero no todos los días.
- Asma muy mal controlado: los síntomas se presentan a diario
Diagnostico
El
diagnostico se confirma mediante pruebas respiratorias (pruebas de
función pulmonar). La más importante de estas pruebas es la medida
de la cantidad de aire que una persona puede exhalar en un segundo.
Estas pruebas se realizan antes y después de administrar a la
persona un fármaco inhalado, denominado fármaco beta-adrenérgico
(o agonista beta-adrenérgico), que revierte la constricción de las
vías respiratorias. Si los resultados de la prueba son
significativamente mejores después de que la persona haya tomado el
fármaco, se considera posible el diagnóstico de asma.
Si
las vías respiratorias no se estrechan durante la prueba, puede
confirmarse el diagnóstico mediante un test de provocación. En el
test de provocación, la función pulmonar se mide antes y después
de que la persona inhale una sustancia (generalmente metacolina, pero
también se utiliza histamina, adenosina o bradiquinina), que tiene
la capacidad de estrechar las vías respiratorias. La sustancia se
administra en dosis muy bajas, que no afectarían a una persona con
los pulmones sanos, pero que en las personas asmáticas producen
estrechamiento de las vías respiratorias.
La
medición repetida de la función pulmonar a lo largo del tiempo
permite establecer la gravedad de la obstrucción respiratoria y la
efectividad del tratamiento.
Para
hacer la prueba de asma inducido por el ejercicio, un examinador usa
las pruebas de función pulmonar para medir la cantidad de aire que
la persona puede exhalar en 1 segundo antes y después de los
ejercicios que realiza sobre una cinta de correr o una bicicleta
estática. Si el volumen de aire disminuye más del 15%, es posible
que el asma sea inducido por el ejercicio.
Las
pruebas de funcionalidad pulmonar también pueden ser útiles cuando
el diagnóstico de asma es incierto y las sibilancias y la dificultad
respiratorias pueden deberse a otro trastorno, como una enfermedad
pulmonar intersticial, una enfermedad pulmonar obstructiva crónica o
una obstrucción de la vía aérea superior.
La
radiografía de tórax no suele ser útil en el diagnóstico del
asma. El médico utiliza las radiografías de tórax cuando está
considerando otros diagnósticos. Sin embargo, a menudo se solicita
una radiografía de tórax cuando el paciente asmático necesita ser
hospitalizado a causa de un ataque grave.
Tratamiento
Los
objetivos del tratamiento son:
- Controlar la inflamación de las vías respiratorias
- Evitar las sustancias que desencadenen los síntomas
- Ayudarle a que pueda realizar las actividades normales sin síntomas de asma
La
terapia se basa en 2 clases de fármacos:
- Fármacos antiinflamatorios
- Broncodilatadores (ayudan a relajar y ensanchar las vias respiratorias).
La
educación sobre la manera de prevenir y tratar las crisis asmáticas
es beneficiosa para las personas que tienen asma y, por extensión,
para sus familiares. El uso adecuado de los inhaladores es esencial
para la efectividad del tratamiento.
Seguimiento
del asma en el hogar
Las
personas con asma deben tener un plan de tratamiento por escrito,
ideado en colaboración con su médico. Este plan les permite tomar
el control de su propio tratamiento y ha demostrado que logra
disminuir el número de veces que necesitan recurrir a las urgencias
hospitalarias por crisis de asma.
Debe
evitar los desencadenantes y las sustancias que sabe que irritan las
vias respiratorias:
- Cubra las camas con fundas "a prueba de alergias" para reducir la exposición a los ácaros del polvo.
- Quite los tapetes de las alcobas y aspire regularmente.
- Use solo detergentes y materiales de limpieza sin fragancia en el hogar.
- Mantenga los niveles de humedad bajos y arregle las fugas para reducir la proliferación de organismos como el moho.
- Mantenga la casa limpia y conserve los alimentos en recipientes y fuera de los dormitorios. Esto ayuda a reducir la probabilidad de cucarachas. Las partes del cuerpo de las cucarachas, así como sus deposiciones pueden desencadenar ataques de asma en algunas personas.
- Si una persona es alérgica a un animal que no se puede sacar de la casa, este debe mantenerse fuera de la alcoba. En las salidas de la calefacción, coloque un material de filtro para atrapar la caspa animal. Cambie los filtros en los calentadores y aires acondicionados a menudo.
- Elimine de la casa el humo del tabaco. Esta es la medida más importante que una familia puede tomar para ayudar a alguien que tenga asma. Fumar fuera de la casa no es suficiente. Los miembros de la familia y los visitantes que fuman afuera transportan residuos del humo del tabaco hacia adentro en sus ropas y cabello. Esto puede desencadenar síntomas de asma. Si usted fuma, este es un buen momento para dejarlo.
- Evite la contaminación atmosférica, el polvo industrial y otros vapores irritantes tanto como sea posible.
Pronostico
No
existe cura para el asma, aunque los síntomas algunas veces
disminuyen con el tiempo. La mayoría de las personas pueden llevar
una vida normal con automanejo y tratamiento médico apropiado.
Las
complicaciones del asma pueden ser severas. Algunas son:
- Muerte
- Disminución de la capacidad para hacer ejercicio y tomar parte en otras actividades
- Falta de sueño debido a síntomas nocturnos
- Cambios permanentes en la función pulmonar
- Tos persistente
- Dificultad para respirar que requiere asistencia respiratoria (respirador)
5.
NEUMONIA
La
neumonía es una infección de los pulmones que afecta a los pequeños
sacos de aire (alvéolos) y a los tejidos que los rodean.
La
neumonía es una de las causas de muerte más frecuentes en todo el
mundo.
A
menudo, la neumonía es la enfermedad terminal que acaba causando la
muerte en personas que tienen otras enfermedades graves y crónicas.
Algunos
tipos de neumonía se pueden prevenir mediante vacunación.
Causas
La
neumonía está causada por diferentes microorganismos, incluyendo
bacterias, virus, micobacterias, hongos y parásitos. Las neumonías
bacterianas y víricas son mucho más frecuentes que las neumonías
por rmicobacterias, hongos o parásitos. Los gérmenes causantes
varían según la edad de la persona, su estado de salud y el lugar
donde vive, entre otros factores. Puede participar más de un
microorganismo. Por ejemplo, la gripe (una infección vírica) se
complica a menudo por una neumonía bacteriana.
Las
vías respiratorias y los pequeños sacos de los pulmones están
constantemente expuestos a organismos microscópicos. La nariz y la
garganta están llenas de bacterias y, a veces, de virus, y las
personas inhalan regularmente pequeñas cantidades de estos
microorganismos del aire o los aspiran del tubo digestivo, la boca o
la garganta. Normalmente, estos microorganismos son eliminados
fácilmente por los mecanismos de defensa de los pulmones, que
incluyen:
- El reflejo de la tos, que ayuda a expulsar la mucosidad y las sustancias extrañas
- Las células que recubren las vías aéreas pulmonares, que impiden que los microorganismos invadan los pulmones y que empujan el moco y las sustancias extrañas hacia arriba de manera que puedan ser expulsados al toser
- Las proteínas producidas por las células de los pulmones, que atacan a los microorganismos
- Los glóbulos blancos de los pulmones, que son parte del sistema inmune fisiológico y que también atacan a los microorganismos
Se
desarrolla una neumonía cuando:
- Los mecanismos de defensa no están funcionando correctamente.
- Se inhala una gran cantidad de bacterias que sobrepasan las defensas normales
- Se introduce un organismo especialmente virulento.
Por
lo general, la neumonía comienza tras la aspiración pulmonar de
microorganismos procedentes de las vías respiratorias altas, pero a
veces la infección está causada por la inhalación de
microorganismos procedentes del aire y que son transportados a los
pulmones a través del torrente sanguíneo o que se extienden
directamente a estos últimos desde un lugar cercano donde hay una
infección.
Tipos
de neumonía
Es
importante la ubicación del sujeto en el momento en el que se
desarrolla la neumonía porque en diferentes contextos tienden a
estar presentes diferentes organismos. Los microorganismos de algunos
entornos, como los hospitales, suelen ser más peligrosos y
habitualmente más resistentes a los antibióticos que los
microorganismos presentes en otros entornos. Además, en algunos
entornos las personas son más propensas a sufrir trastornos que las
hacen más propensas a desarrollar una neumonía. Algunos tipos de
neumonía incluyen:
- Neumonía adquirida en la comunidad, que se desarrolla en las personas que viven en la comunidad
- Neumonías intrahospitalarias, que son infecciones contraídas en el hospital
Otros
tipos de neumonía incluyen:
- Neumonía por aspiración, que se produce cuando se aspiran grandes volúmenes de partículas (por ejemplo, la saliva, los alimentos o el vómito) y no son eliminadas de los pulmones. La neumonía por aspiración puede ocurrir en personas con dificultades para tragar, como las personas que han tenido accidentes cerebrovasculares, y en las personas con disminución del nivel de consciencia debido a los fármacos sedantes, alcohol u otras razones.
- Neumonía obstructiva, que se produce cuando una obstrucción de las vías respiratorias en los pulmones (como un tumor) hace que las bacterias se acumulen por detrás de la obstrucción
- Neumonía atípica o neumonía "errante" es un término no médico utilizado para describir un caso leve de neumonía adquirida en la comunidad que no requiere reposo en cama u hospitalización. Algunas personas pueden incluso sentirse lo suficientemente bien como para ir a trabajar y participar en otras actividades diarias.
Factores
de riesgo de neumonía
La
neumonía puede aparecer después de una intervención quirúrgica,
especialmente si es abdominal, o de un traumatismo, sobre todo
después de una lesión del tórax, dado que a causa del dolor que
aparece en tales circunstancias a la persona le resulta más difícil
respirar con profundidad y toser. Si el sujeto no respira
profundamente y tose, los microorganismos tienen más probabilidades
de permanecer en los pulmones y causar infección. Otras personas que
no respiran con profundidad y tosen frecuentemente son las personas
debilitadas, postradas en la cama, paralizadas, o inconscientes.
Estas personas también están en riesgo de neumonía.
Resulta
muy importante evaluar si la neumonía se produce en una persona
sana, o si esta se da en alguien con un sistema inmunitario
deficiente. La persona con un sistema inmunitario debilitado es mucho
más propensa a contraer neumonía, incluso la neumonía causada por
bacterias y virus poco habituales, e incluso por hongos o parásitos.
Además, una persona cuyo sistema inmunitario está debilitado
probablemente no responderá tan bien al tratamiento como otra cuyo
sistema inmunitario funcione correctamente. Los sujetos que pueden
tener un sistema inmunitario deteriorado son aquellos que:
- Usan ciertos fármacos (como los corticoesteroides o los quimioterápicos)
- Los que padecen ciertas enfermedades, como el SIDA o varios tipos de cáncer
- Los que poseen un sistema inmunológico poco desarrollado, como es el caso de los recién nacidos y los niños pequeños
- Tienen un sistema inmunológico deteriorado por una enfermedad grave
Otras
circunstancias que predisponen a la neumonía son el alcoholismo, el
tabaquismo, la diabetes, la insuficiencia cardíaca, la edad avanzada
(por ejemplo, ser mayor de 65 años) y la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica, dado que dichas circunstancias debilitan los
mecanismos de defensa de los pulmones o el sistema inmunológico.
Síntomas
El
síntoma más característico de la neumonía es la TOS que produce
esputo (moco espeso o coloreado).
Otros
síntomas habituales de neumonía son: dolor toracico, escalofrios,
fiebre, y dificultad respiratoria.
Sin
embargo, estos síntomas pueden variar en función de la extensión
de la enfermedad y del microorganismo que la cause.
A
veces, las personas que sufren neumonía presentan síntomas
digestivos como náuseas, diarrea y pérdida de apetito (anorexia).
Los
síntomas varían aún más en niños y ancianos. Puede que no
aparezca fiebre. Respecto al dolor torácico, es posible que no
aparezca o que los pacientes no sean capaces de comunicar que lo
tienen. A veces el único síntoma es una respiración rápida o un
rechazo del alimento de forma repentina. A veces, la confusión
repentina puede ser el único signo de neumonía en una persona
mayor.
Diagnóstico
- Exploración por un médico
- Habitualmente, radiografía de tórax
- A veces pruebas para identificar el microorganismo causante de la neumonía
El
médico detecta la presencia de neumonía mediante la auscultación
del tórax con un fonendoscopio. Los sonidos que produce la neumonía
son característicos. Estos ruidos anormales son consecuencia del
estrechamiento o el cierre de las vías respiratorias o porque la
zona de los pulmones, normalmente llena de aire, se carga con células
inflamatorias y líquidos, proceso denominado consolidación. En la
mayoría de los casos, el diagnóstico de neumonía se confirma con
una radiografía de tórax.
En
las personas que están lo bastante enfermas para ser hospitalizadas,
los médicos suelen obtener muestras para el análisis de esputo,
sangre y orina con el propósito de identificar el microorganismo
causante de la neumonía. En las personas gravemente enfermas, las
que sufren un problema diagnosticado del sistema inmunológico o
cuando se busca detectar determinados microorganismos inhabituales, a
veces los médicos obtendrán muestras de esputo sometiendo a la
persona afectada a la inhalación de un aerosol que la haga toser
profundamente (producción de esputo inducida) o introduciendo un
broncoscopio (un tubo pequeño y flexible equipado con una cámara)
en las vías respiratorias. Las muestras de esputo obtenidas mediante
la inducción de la tos, y en particular las obtenidas con un
broncoscopio, contendrán probablemente menor cantidad de saliva que
las muestras de esputo expectorado y es probable que permitan mejor a
los médicos identificar el organismo causante de la neumonía.
Es
particularmente importante que el médico identifique el
microorganismo causante de la neumonía cuando el paciente está
gravemente enfermo, no tiene un sistema inmunológico normal o no
responde bien al tratamiento. Sin embargo, a pesar de estas pruebas,
en la mayoría de las personas que tienen neumonía no se puede
identificar de manera concluyente el germen que la causa.
Prevención
La
manera más eficaz para prevenir la neumonía es dejar de fumar.
Algunos
ejercicios, como los de respiración profunda y la fisioterapia para
eliminar las secreciones, son útiles en la prevención de la
neumonía en personas que se encuentran en una situación de alto
riesgo, como quienes han sido sometidos a una intervención
quirúrgica de tórax o abdomen y las personas debilitadas.
Las
vacunas pueden ayudar a prevenir la neumonía A veces, cuando una
persona no vacunada tiene contacto con una persona que se sabe que
tiene un virus que puede causar neumonía (como la gripe), los
médicos prescriben ciertos fármacos antivirales para tratar de
prevenir la infección y la neumonía.
Se
dispone de vacunas que ofrecen una protección parcial contra la
neumonía causada por:
- La bacteria Streptococcus pneumoniae
- Haemophilus influenzae tipo b (solo en niños)
- Gripe
- Varicela (únicamente en niños)
- Vacuna neumocócica
Tratamiento
- Antibióticos y, a veces, fármacos antivíricos, antifúngicos o antiparasitarios
- Tratamiento para apoyar la respiración
Quienes
padecen neumonía también necesitan desalojar las secreciones y
pueden resultarles beneficiosos los ejercicios de respiración
profunda. Si las personas que padecen neumonía presentan ahogo o sus
niveles de oxígeno en sangre son bajos, se les proporciona oxígeno,
por lo general a través de un pequeño tubo de plástico colocado en
los orificios nasales (cánula nasal). Aunque el reposo es una parte
importante del tratamiento, el reposo total en cama puede ser
perjudicial, y se anima a las personas afectadas a moverse con
frecuencia, salir de la cama y sentarse un rato en una silla.
Por
lo general, el tratamiento con antibióticos se comienza en cuanto se
sospecha la presencia de una neumonía bacteriana, incluso antes de
identificar el microorganismo. El uso rápido de antibióticos reduce
la gravedad de la neumonía y la probabilidad de desarrollar
complicaciones, algunas de las cuales pueden causar la muerte.
En
general, el médico elige un antibiótico que tiene actividad
"amplia" (amplio espectro), lo que significa que el
antibiótico es eficaz contra una amplia gama de microorganismos,
incluso microorganismos que son resistentes a algunos antibióticos,
en las siguientes circunstancias:
- Cuando la neumonía es grave
- Si el sistema inmunológico del paciente no está funcionando correctamente
- Si el paciente sufre neumonía contraída en el hospital o presenta otros factores de riesgo para desarrollar neumonía causada por un microorganismo que es resistente a algunos antibióticos (por ejemplo, el hecho de vivir en una residencia para la tercera edad y no poder realizar las actividades cotidianas y el tratamiento reciente con antibióticos)
El
médico puede prescribir un antibiótico distinto más tarde, después
de haber identificado el microorganismo y de conocer cuál es su
susceptibilidad a determinados antibióticos.
Es
de destacar que un antibiótico de "amplio" espectro
también destruye a las bacterias normales que viven en el intestino
y puede dar lugar a una diarrea grave que puede ser mortal, una
enfermedad llamada colitis inducida por Clostridium difficile o
colitis asociada a antibióticos. Por lo tanto, se utiliza un
antibiótico de amplio espectro sólo en las circunstancias descritas
anteriormente.
Los
antibióticos no son útiles en las neumonías víricas.
Sin embargo, los fármacos antivirales específicos a veces se
administran si se sospechan ciertas infecciones virales, como la
gripe o la varicela. Para la gripe, los medicamentos antivirales
específicos (como el oseltamivir o el zanamivir) pueden reducir la
duración y gravedad de la enfermedad si se inicia el tratamiento
dentro de las 48 horas después de que comiencen los síntomas. Sin
embargo, una vez que el paciente ha desarrollado una neumonía por
gripe, no está claro que estos fármacos antivíricos sean eficaces,
pero incluso así se acostumbran a administrar. Es frecuente que
aparezca una neumonía bacteriana después de la infección vírica.
En este caso, los médicos administran antibióticos a las personas
afectadas.
En
casos raros, la neumonía está producida por un hongo o un parásito,
y se administra un fármaco antifúngico o antiparasitario.
6.
BRONQUIECTASIAS
Una
bronquiectasia es un ensanchamiento (dilatación) irreversible de
partes de los conductos respiratorios (bronquios) como consecuencia
de una lesión de la pared de las vías respiratorias, en la cual se
produce un aumento de la producción de moco.
Causas
Las
causas más frecuente son las infecciones respiratorias graves o
recurrentes, que son especialmente probables en personas que sufren
un problema subyacente relacionado con sus pulmones o su sistema
inmunológico:
- Fibrosis quística
- Otros trastornos hereditarios, como la discinesia ciliar primaria, en la cual está afectada la capacidad de despejar la vía respiratoria
- Trastornos debidos a inmunodeficiencia
- Ciertos trastornos autoinmunitarios, como la artritis reumatoide, la colitis ulcerosa o el síndrome de Sjögren
- Factores mecánicos, como el bloqueo de las vías respiratorias causada por un objeto inhalado, ganglios linfáticos aumentados de tamaño de forma crónica, cambios después de una cirugía de pulmón, o tumor pulmonar
- Inhalación de sustancias tóxicas que lesionan las vías respiratorias, como vapores nocivos, gases, humo (incluyendo el humo del tabaco) y polvo tóxico (por ejemplo, polvo de sílice y carbón)
En
ocasiones, en las personas con asma se produce un proceso que afecta
a las vías respiratorias más grandes, denominado aspergilosis
broncopulmonar alérgica. La aspergilosis broncopulmonar alérgica es
una reacción alérgica a las especies del hongo Aspergillus. Puede
causar tapones de moco que obstruyen las vías respiratorias y dan
lugar a bronquiectasias.
En
los países en desarrollo, las infecciones graves o recurrentes que
causan bronquiectasia están causadas más a menudo por tuberculosis.
También pueden contribuir la mala nutrición y la falta de
disponibilidad de vacunas.
En
muchas bronquiectasias no se puede determinar la causa a pesar de una
evaluación exhaustiva.
Síntomas
Las
bronquiectasias pueden producirse a cualquier edad. Suelen hacerlo de
forma gradual, después de una infección de las vías respiratorias,
y tienden a empeorar con el paso de los años. La mayoría de las
personas desarrollan una tos crónica que produce esputo denso. La
cantidad y el tipo de esputo dependen de la extensión de la
enfermedad y de la presencia o no de una infección que la complique
(a menudo denominada reagudización). Con frecuencia las personas
tienen accesos de tos solo por la mañana y por la tarde.
La
tos con expectoración de sangre (hemoptisis) es frecuente debido a
que las paredes de las vías respiratorias dañadas son frágiles y
tienen un mayor número de vasos sanguíneos. La hemoptisis puede ser
el primer o el único síntoma.
También
pueden presentarse fiebre recurrente o dolor torácico, acompañado o
no de episodios frecuentes de neumonía. Los individuos que padecen
bronquiectasias extensas pueden tener además sibilancias o ahogo.
Las personas cuya bronquiectasia evoluciona hacia un cor pulmonale o
insuficiencia respiratoria crónica también tienen fatiga, letargo y
empeoramiento del ahogo (disnea), sobre todo durante el ejercicio. Si
la bronquiectasia es grave y crónica, se suele perder peso.
Diagnostico
Se
sospecha bronquiectasia por los síntomas del paciente o la presencia
(actual o en el pasado) de una circunstancia que pueda ser causa de
bronquiectasia.
Se
realizan pruebas para:
- Confirmar el diagnóstico
- Evaluar el alcance de la enfermedad
- Identificar la causa de la enfermedad
Para
determinar la extensión y la gravedad del trastorno, habitualmente
se realizan radiografías de tórax, tomografías computarizadas y
pruebas de respiración.
Una
vez que se ha diagnosticado la bronquiectasia, se realiza una serie
de pruebas para identificar los trastornos que pueden haber
contribuido a ella. Entre tales pruebas se incluyen las siguientes:
- Pruebas para la detección de la infección por VIH y otros trastornos inmunitarios y autoinmunitarios
- Medición de la concentración de sal en el sudor (que es anormal en las personas con fibrosis quística)
- Examen microscópico de muestras nasales, bronquiales y de esperma
Haciendo
otras pruebas para determinar si los cilios tienen defectos
estructurales o funcionales:
- Pruebas para aspergilosis broncopulmonar alérgica, tuberculosis y déficit de alfa-1-antitripsina
Cuando
la bronquiectasia se limita a un área (por ejemplo, un lóbulo o
segmento del pulmón) se puede realizar una broncoscopia para
determinar si la causa es un tumor pulmonar o un cuerpo extraño
aspirado.
En
el caso de la fibrosis quística, pueden ser necesarias algunas
pruebas genéticas cuando hay antecedentes familiares de infecciones
respiratorias recurrentes u otros hallazgos no habituales en niños o
adultos, incluso aunque las demás características típicas de la
fibrosis quística estén ausentes.
Se
puede tomar una muestra de esputo y enviarla a un laboratorio para su
cultivo y determinar qué bacterias están presentes y qué
antibióticos son más eficaces. Esta prueba puede ayudar a
determinar los mejores antibióticos para usar en las recidivas.
Prevención
La
identificación precoz y el tratamiento de los trastornos que tienden
a causar bronquiectasia pueden evitar su desarrollo o, por lo menos,
disminuir su gravedad. Más de la mitad de los casos de
bronquiectasia en niños pueden ser diagnosticados con precisión y
tratados de inmediato.
Las
vacunas infantiles contra el sarampión y la tosferina, la mejora en
las condiciones de la vivienda y una mejor nutrición han reducido
considerablemente el número de personas con bronquiectasia. La
vacunación anual contra la gripe, la vacunación antineumocócica y
la administración de antibióticos apropiados en la primera fase de
algunas infecciones pulmonares ayudan a prevenir la bronquiectasia o
disminuir su gravedad.
Entre
otras medidas específicas que se pueden tomar se encuentran las
siguientes:
- La administración de inmunoglobulinas en el síndrome de deficiencia inmunoglobulínica evita las infecciones recurrentes.
- En las personas que tienen aspergilosis broncopulmonar alérgica, el uso adecuado de corticoesteroides y, a veces, de un fármaco antimicótico (como el itraconazol) pueden reducir las lesiones bronquiales derivadas de la bronquiectasia.
- La administración de la enzima alfa1-antitripsina a las personas con deficiencia de alfa1-antitripsina puede ayudar a prevenir que la enfermedad se agrave.
Evitar
la aspiración de vapores tóxicos, gases, humo y polvos tóxicos
también contribuye a prevenir la bronquiectasia o, por lo menos, a
disminuir su gravedad.
Vigilar
lo que los niños se llevan a la boca puede ayudar a evitar que
inhalen objetos extraños en las vías respiratorias.
Además, evitar el exceso
de sedación por fármacos o alcohol y solicitar atención médica en
caso de síntomas neurológicos (como la incapacidad de permanecer
consciente) o gastrointestinales (como dificultad en la deglución y
regurgitación o tos después de comer) ayuda a evitar la
broncoaspiración.
Evitar
el uso de aceite mineral o vaselina en la nariz, ya que pueden ser
aspirados al interior de los pulmones.
Tratamiento
El
tratamiento de las bronquiectasias está dirigido a la reducción de
la frecuencia de las infecciones siempre que sea posible, la
prevención de ciertas infecciones con vacunas, la disminución del
acúmulo de moco, la disminución de la inflamación y la
desobstrucción de las vías respiratorias. El tratamiento eficaz en
la fase inicial de la enfermedad puede reducir complicaciones tales
como la hemoptisis, el descenso de las concentraciones de oxígeno en
la sangre, la insuficiencia respiratoria y el cor pulmonale.
Las
recidivas se tratan con antibióticos, broncodilatadores y
fisioterapia torácica para promover el drenaje de las secreciones y
mucosidades. La fisioterapia torácica incluye técnicas tales como
el drenaje postural y la percusión torácica. Los antibióticos a
veces se administran por un largo periodo de tiempo para prevenir
infecciones recurrentes, sobre todo en personas que tienen recidivas
frecuentes o fibrosis quística.
La
humidificación del aire y la inhalación de una solución de agua
salina pueden ayudar a la inflamación y la acumulación de
mucosidad. Los fármacos que diluyen el espesor del esputo
(mucolíticos) también pueden administrarse a las personas con
fibrosis quística. En otras personas, se desconoce la efectividad de
los mucolíticos.
Las
concentraciones bajas de oxígeno en la sangre se tratan con
oxigenoterapia. El tratamiento apropiado con oxígeno ayuda a evitar
complicaciones como el cor pulmonale. Cuando hay sibilancias o
dificultad respiratoria (disnea), los broncodilatadores y a veces los
corticoesteroides inhalados pueden ayudar. En caso de recidiva, por
lo general se administran estos fármacos y un antibiótico, mientras
que los corticoesteroides orales se añaden en los casos graves.
En
casos poco frecuentes, es necesario extirpar quirúrgicamente una
parte del pulmón. Por lo general, esta clase de cirugía solo se
plantea como opción si la enfermedad se limita a un pulmón o
preferiblemente a un lóbulo o un segmento. También se considera la
cirugía en personas que padecen infecciones recurrentes a pesar del
tratamiento, o que expectoran sangre abundante.
En
algunas personas, principalmente las que también sufren fibrosis
quística avanzada, la bronquiectasia avanzada se puede tratar con un
trasplante de pulmón. En los trasplantes de corazón y pulmón, o de
los dos pulmones, se han registrado tasas de supervivencia del 65 al
75%. La función pulmonar (medida por el volumen de aire que entra en
los pulmones y la velocidad y cantidad de aire que entra y sale de
los pulmones en cada respiración) por lo general mejora a los 6
meses y se mantiene durante un periodo de al menos 5 años.
El
pronóstico de las personas con bronquiectasia depende de la causa y
de que las infecciones y otras complicaciones sean prevenidas o
controladas correctamente. Las personas con enfermedades
coincidentes, como bronquitis crónica o enfisema, y las que tienen
complicaciones, como hipertensión pulmonar o cor pulmonale, tienden
a tener un peor pronóstico.
7.
TUMORES PULMONARES (INTRODUCCION)
Los
tumores pulmonares pueden ser: Benigno y Maligno.
Todos
los tumores pulmonares precisan valoración médica porque incluso
los tumores no cancerosos pueden causar problemas si crecen y
bloquean la respiración.
El
tratamiento de los tumores pulmonares depende de si son cancerosos o
no.
Los
TUMORES PULMONARES NO CANCEROSOS se pueden dividir según el lugar
donde se producen:
- En la tráquea o los bronquios: hamartomas (son los tumores pulmonares no cancerosos más comunes), cistoadenomas bronquiales (crecen en los bronquios principales u otros más pequeños), mioblastomas y papilomas
- En el tejido pulmonar: fibromas, hamartomas, leiomiomas, lipomas, neurofibromas, schwannomas y hemangiomas esclerosantes
Los
tumores benignos pueden identificarse en función de los tipos
celulares que los forman (como por ejemplo músculo liso, grasa o
células nerviosas). Los hamartomas son únicos en el sentido en que
están formados de fragmentos desorganizados de tejidos maduros, como
cartílago, grasa y músculo.
Algunas
masas no cancerosas en los pulmones no se producen por una nueva
formación de células pulmonares (neoplasia), sino que aparecen como
consecuencia de una inflamación debida a una infección o a una
enfermedad inmune, tal como la sarcoidosis.
Con
frecuencia, los tumores no cancerosos solo causan síntomas como
sibilancias, tos o dificultad respiratoria (disnea), en especial si
presionan una vía aérea o la bloquean, o si alcanzan un tamaño
considerable.
En
la mayoría de los casos, se diagnostica de forma inesperada un tumor
no canceroso de pulmón al realizar, por otra causa, una radiografía
de tórax u otra prueba de diagnóstico por la imagen.
La
mayoría de los tumores no cancerosos no se tratan, pero algunos
pueden requerir extirpación quirúrgica para evitar el bloqueo de la
vía aérea.
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